En las profundidades de la ciudad submarina de la Bahía Marea Azul vivía una joven sirena llamada Marina Perla . A diferencia de la mayoría de las sirenas, que disfrutaban cantando o coleccionando tesoros, Marina estaba obsesionada con el estudio de las mareas, las corrientes y los misteriosos movimientos del océano. Su sueño era convertirse en la primera Exploradora del Tiempo Oceánico del mundo.
Un día, las mareas alrededor de la Bahía Marea Azul se volvieron caóticas de repente. El agua subía y bajaba de forma impredecible, confundiendo a las criaturas marinas e interrumpiendo sus rutinas. Los ancianos, indefensos, recurrieron a Marina en busca de ayuda.
Con su mapa de conchas y su brújula de mareas, Marina partió. Siguió las extrañas corrientes a través de relucientes campos de medusas hasta llegar a una antigua torre de reloj submarina, olvidada hacía tiempo, pero que antaño era responsable de mantener el ritmo del océano. Su mecanismo central se había oxidado hasta dejarlo inservible.
Con cuidado, Marina ajustó los engranajes y recalibró el flujo gracias a su profundo conocimiento de las mareas. A medida que la torre del reloj volvía a la vida, el océano se estabilizó lentamente y las olas volvieron a su ciclo natural.
Cuando Marina regresó a casa, toda la bahía la aplaudió. Ella simplemente sonrió y dijo:
“El futuro del océano es algo que protegemos juntos”.
Desde ese día, fue conocida como
Marina Pearl, la Guardiana del Tiempo del Océano.