En el alegre pueblo de Tulip Grove vivía una pequeña pero decidida "oficial de patrulla comunitaria" llamada Riley Brooks . Con su uniforme azul y su gorro con orejas de conejo, Riley recorría el pueblo todos los días, asegurándose de que todos se sintieran seguros.
Una mañana, los residentes despertaron en medio del caos: ¡el huerto comunitario había sido saqueado! Las zanahorias habían desaparecido, la lechuga tenía marcas de mordeduras y los tomates rodaban por el suelo. La mayoría culpó a los traviesos mapaches, pero Riley no estaba convencido.
Comenzó su investigación: estudió huellas, comprobó el tamaño de los mordiscos y dibujó siluetas de animales con tiza en el suelo. Finalmente, junto a la calabaza más grande, divisó una pequeña figura temblorosa: un conejito perdido.
El conejito tenía hambre y miedo, y mordisqueaba todo lo que encontraba. En lugar de regañarlo, Riley lo levantó con cuidado y le susurró:
Todos nos perdemos a veces. No tienes que afrontarlo solo.
Riley devolvió sano y salvo al conejo a su familia del bosque y ayudó a la ciudad a crear un “Rincón de comida para conejos” especial en el jardín.
A partir de ese momento, las verduras se mantuvieron a salvo y Tulip Grove ganó un nuevo amiguito.
Los habitantes del pueblo suelen decir:
Riley Brooks no solo patrulla: ella protege la paz del pueblo.