En el soleado pueblo occidental de Sunnybrook , vivía una niña llamada Marigold Finch . Con su vestido amarillo brillante, brillaba como un rayo de sol: cálida, alegre e imposible de ignorar.
Marigold guardaba un secreto mágico: podía ver las cintas ocultas en la luz del sol. Mientras otros veían la luz del día, ella veía remolinos de oro danzando en el aire. Siempre que el pueblo se sentía sombrío, las cosechas estaban en crisis o los niños estaban deprimidos, recogía una brillante "cinta de sol" usando solo su ramo hecho a mano y su valiente corazoncito.
Una primavera, Sunnybrook sufrió una lluvia inusualmente larga. Los colores de los campos se desvanecieron, el festival escolar estuvo a punto de cancelarse y los árboles frutales se desplomaron tristemente.
Marigold miró el cielo nublado y susurró: «No te preocupes. Encontraré la luz del sol».
Subiendo la colina más alta, extendió sus manos hacia las nubes.
Entonces, como por arte de magia, una fina cinta dorada apareció por una rendija de luz. La agarró y estalló en un cálido orbe brillante que se extendió por todo el pueblo.
Los árboles frutales se levantaron, los niños rieron nuevamente y Sunnybrook brilló más que nunca.
Desde ese día todo el mundo decía:
Mientras Marigold Finch estuviera con ellos, el sol nunca los abandonaría.